La Templanza: Interpretación de su simbología (Tarot de Marsella)
En algunos otros Tarots marselleses aparecen las jarras que manipula el ángel de La Templanza de dos colores: rojo y azul. En este caso, esos colores están en su vestido por mitades iguales. Entonces, los fluidos que está mezclando pasando de una jarra a la otra pueden representar varias cosas. Por ejemplo, el espíritu y la carne; lo masculino y lo femenino, el Yin y el Yang o el conciente y el inconciente. Pero para producir este trasvasamiento, esta búsqueda de la armonía entre dos elementos opuestos, antes debe producirse un cambio interior, en la mente. Eso simboliza el ángel de La Templanza.
El hecho de ser un ángel y de tener alas celestes, que el líquido sea celeste y la mayor parte del suelo que pisa también, indica que es un ser que está más allá de lo humano. Se lo puede considerar como algo divino, pero en definitiva es que participa el inconciente de la persona, sin participación del Ego...
Según Jung, el ángel personifica el acceso al conciente de algo que está surgiendo de lo más profundo del inconciente.
Viendo sus cabellos y los brotes que aparecen detrás del ángel, se puede notar que son de color amarillo. Este color representa el poder de discernir y discriminar, la memoria y las ideas claras, el poder de decisión y capacidad de juzgarlo todo. También ayuda a la persona a ser organizado, a asimilar las ideas innovadoras y aporta la habilidad de ver y comprender los diferentes puntos de vista.
Esta carta marca el momento en que un cambio trascendental en la psiquis de la persona está por acontecer y se producen después de la aparición El Colgado, que ha dejado sufriendo y en suspensión a la persona, o de La Muerte, que había disgregado lo más esencial de su personalidad y ahora puede alcanzar nuevas motivaciones, o como se dice, una nueva líbido que sabrá aplicar en otras metas a alcanzar, a otro camino a seguir en su vida.
Se puede decir que el significado o el trabajo esencial de este ángel es el de reunir, contener, preservar y sanar.
En su frente lleva una flor roja de cinco pétalos que semeja en cierta forma a un mandala, símbolo de la quintaesencia (o la esencia central, básica, final)
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