ASPECTOS ARQUETÍPICOS
El 9 es un número de gestación humana. Es el número de la iniciación
pues simboliza el viaje del iniciado hacia su autorrealización.
La carta nos señala la capacidad del Ermitaño para hacer un discreto
retiro y volver después. Es un personaje solitario, pero está
representado en camino, lo que acentúa su capacidad para la marcha entre
el mundo íntimo y el social.
El no atender a la llamada del Ermitaño a la introversión, puede dar
como resultado una soledad forzada y un aislamiento derivados de una
enfermedad mental o psíquica.
Dice que la vida es un proceso, no un problema; que la meditación y la soledad es un viaje, no una meta.
El Ermitaño usa su lámpara para iluminar su propia oscuridad. Su luz
brilla para otros, por supuesto, pero no lo hace de modo deliberado. La
única manera en que el ser humano puede ayudar a los demás es siendo
plenamente él mismo.
Cada uno debe descubrir su propia luz interior. En el momento en que
traspasamos nuestra visión interior y nuestra responsabilidad a un
imaginario "HERMANO MAYOR", sea político o gurú, hemos perdido tanto
nuestra identidad cultural como nuestra propia humanidad.
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