El Diablo suele ser una de las cartas más temidas del Tarot, seguramente por la influencia milenaria de religiones, mitos y creencias varias. Pero en definitiva no es más que una manera que encontramos los humanos de poner en otro nuestros propios miedos, fallas y oscuridades. Y si ese otro es un ser inasible y casi tan omnipotente como Dios, mucho mejor...
Todos tenemos dentro nuestro esos espíritus y demonios malignos, aunque nos cueste reconocer. Justamente uno de los nombres que se le dan al Diablo es el de Lucifer, que significa "portador de luz". Esto es porque su presencia nos permite ver nuestros costados oscuros, aquellos que no queremos ver, entre otras cosas porque lo que el mismo Diablo lo que sabe hacer muy bien es tentarnos y la tentación nos impulsa al decirnos exactamente lo que deseamos escuchar...
En esta imagen, El Diablo va montando una bestia (un dragón) y la sostiene o contiene por el cuello. Esto ya nos da un primer mensaje: si sabemos conducirlos adecuadamente, los placeres sensuales pueden aportarnos valiosas comprensiones y experiencias, pero siempre debemos ser conscientes del poder de la bestia. Si existe una lucha por el control, un firme control aplicado "al cuello" de nuestra propia bestia o el uso vigoroso del tridente puede ponerla (nos) en el camino correcto...
El Diablo nos empuja al apego por lo material, a triunfar sobre los demás a cualquier precio, a sacrificar lo emocional por lo mental, a escuchar a la lógica por sobre la intuición.
Nos ata a lo concreto impidiéndonos ver lo espiritual. Nos hace ver siempre lo negativo de las situaciones...
Pero como ya vimos, el Diablo está justamente para que podamos considerar qué aspectos de nuestra personalidad están siendo gobernados por las sombras...
Con estos conceptos, podemos determinar ciertas palabras claves que nos ayudarán a interpretar este Arcano en una tirada:
Materialismo.
Apegos.
Ausencia de espiritualidad.
Condicionamiento social.
ATADURAS.
Traición.
Egoísmo.
Falsos amigos.
Bajezas de los demás o propias.
Conflictos.
Desgracia.
Estafa material y espiritual.
Ira.
Celos y resentimientos.
Autoengaño.
Violencia.
Tentaciones.
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