La Justicia: Interpretación de su simbología (Tarot de Marsella)

El número 8 se le ha asignado a la carta de La Justicia y está regido por Saturno en Capricornio.

Con estos datos ya podemos saber que este personaje tiene fortaleza interior, que tiene la capacidad de transmutar lo negativo en positivo y que es disciplinada y paciente.

La imagen muestra a una mujer sólidamente asentada, posiblemente en un trono. Su rostro es severo, concentrado en la observación de la espada que sostiene de manera perfectamente vertical con la mano derecha (la conciencia, el raciocinio). La espada no es para castigar sino que es símbolo de la capacidad o de la necesidad de discernimiento entre el bien y el mal, entre lo correcto y lo incorrecto, etc.
La espada como así también parte de sus ropas, son de color negro. Así nos habla de austeridad, vida interior, previsión y orden.

En su cabeza lleva una toca mayormente azul, asociado a la mente, a la actividad intelectual. También indica profundidad, sabirduría, lealtad, integridad, confianza, fe, verdad.
Las grandes alas que aparecen por detrás nos dice que a pesar de que La Justicia debe ser regida por toda la actividad mental antes mencionada, no se debe despreciar la parte espiritual para no actuar con una severidad desmedida ni alejado del espíritu humano.
Esto se puede deducir más claramente con la figura del platillo que sostiene en su mano izquierda (la mano del corazón, del inconciente, de la emoción). Para hacer un juicio justo es necesario que ambos platillos estén nivelados. En uno de ellos pondremos las razones y en el otro, las emociones.

Es habitual que esta carta se la asocie mayoritariamente con temas judiciales, con pleitos supuestamente ganados o con la actuación de abogados, etc. Sin embargo se ve que esta mujer está sentada de frente a nosotros (a quien observa la carta), es decir que nos interpela a nosotros diciéndonos que debemos juzgar nuestras acciones con verdad, firmeza, sabiduría y también con lealtad, sin mentirnos para poder crecer como personas, pero también con la suficiente carga emocional como para no ser excesivamente severos, más allá de lo razonable y justo.