El Carro: Interpretación de su simbología (Tarot de Marsella)

El número 7 es el que identifica a la carta El Carro...

La palabra Carro hace que me pregunte si es el rey el que va hacia algún lado o si es llevado hacia allí. Es que El Carro me sugiere que el gran impulso que parece tener el rey subido a su vehículo estuviera dado más por el ímpetu de sus caballos que por una decisión conciente de él, como que está decidido a avanzar sin ser totalmente conciente, justamente, de adónde va y de lo que quiere... o de lo que es mejor para él.

Es un rey joven y tal vez allí esté la clave de su impulsividad.
Si bien su carro tiene cuatro columnas que sostienen el toldo que lo cubre (El Nº 4 es símbolo de la construcción, de la realización, de lo concreto, del orden y de la estabilidad), él no lleva las riendas de los caballos (es más, los caballos directamente no tienen las riendas puestas). Los animales, a su vez, evidentemente están tirando para lados distintos y también se ve que las ruedas del carro están en una posición muy extraña como para que sea un viaje tranquilo y seguro. Además vemos que son sólo dos ruedas, lo que hace más difícil mantener el equilibrio.

El rey lleva los símbolos de su poder (la corona y el cetro) y la posición de su brazo izquierdo con la mano en la cintura, lo muestra como en un estado relajado, despreocupado. Tal vez las caras que lleva sobre sus hombros nos indique que su partes conciente e inconciente no están del todo equilibradas pues están separadas y cada una mirando hacia un lugar diferente.
Lo conciente y lo inconciente y su disociación también está marcado por la barra gruesa que separa al rey (lo conciente, lo racional) de los caballos (lo conciente, lo intuitivo, lo emocional).

Normalmente esta carta está definida como de éxito, de triunfo (incluso en el Tarot egipcio se denomina El Triunfo), pero para alcanzar esa meta el rey deberá primero tener el dominio de su carro, mantener el mayor equilibrio posible y hacer que sus animales (se pueden interpretar también como lo conciente y lo inconciente) tiren ambos hacia el mismo lado. De lo contrario estará condenado al fracaso, que por otra parte sería estrepitoso y doloroso.

Como si fuera poco todo lo dicho para marcar el peligro que corre el rey si no toma las precauciones necesarias, vemos que el terreno por el que corre su carro no es un camino asentado sino que está lleno de irregularidades que hacen más peligroso su andar y si no toma el recaudo mínimo de prestar atención por dónde circula, seguramente tendrá un serio accidente que haría fracasar su intento de alcanzar la meta que se propuso. Vemos además que en el terreno hay varios brotes verdes que indican cosas positivas que vienen del pasado y que tienen futuro, pero los caballos los pisotean sin intentar evitarlo. El rey deberá cuidar lo que tiene por delante y lo que va dejando atrás, seguramente lo necesitará.