La Fuerza: Interpretación de su simbología (Tarot de Marsella)

El número 11 es el que identifica a La Fuerza...

Con El Ermitaño vimos el proceso de autoconocimiento y de búsqueda de la verdad interior. Ahora, con La Fuerza, las energías están puestas en el crecimiento interior, unificando lo conciente con lo inconciente, lo racional con lo instintivo (representado por el león)

El personaje es una mujer, lo que lleva a pensar que la fuerza actuante ahora es la parte femenina del ser humano (sea mujer u hombre). La Fuerza no trata de la fortaleza física. Es una especie de mediadora entre el Ego y la parte más primitiva del ser humano, que todos conservamos.

El sombrero se asemeja al que lleva El Mago e imita el símbolo del infinito. Esto habla de los poderes "mágicos" de esta mujer y de su profunda conexión con su interioridad, con su inconciente.

Su vestido lleva los colores rojo (la firmeza, la pasión), azul (lo profundo, la sensibilidad) y verde (la naturaleza, la intuición) y además se lo puede percibir como refinado para la época que representa la mujer de la imagen. Así, se pueden conjugar las características de los colores con el refinamiento en sus vestiduras, que indican un nivel cultural importante. La cultura es un elemento imprescindible para poder dominar nuestros instintos más básicos. Todo esto hace a la caracterización precisa del Arcano La Fuerza.

No sólo La Fuerza simboliza el dominio de la conciencia o del Ego sobre lo instintivo, sino que además nos dice que debemos hacernos "amigos" de esa parte institiva que todos tenemos. Reprimirlos, pretender anularlos, no sólo es imposible sino que enferma. Ejemplos en la historia y en la vida cotidiano sobre personas que actúan antisocialmente o que tienen un repentino accionar indeseable, sobran.
Esta mujer no domina al león por la fuerza física. Aunque pareciera que sus manos abren por la fuerza la boca de la bestia, su postura y sobre todo la expresión de su rostro indican que la clave de su dominio es otro bien distinto. La fuerza que ejerce es la de su convicción, la de su comprensión y hasta del cuidado que le prodiga a esa parte animal. Lo ha domesticado por la fuerza del amor, no por la fuerza bruta.

Expresado de otra manera, se puede decir que si el león está hambriento, la dama le dará de comer pues sabe que si no lo hace, la bestia se la comerá en cuerpo y alma.