El Papa lleva el número 5 que, entre otras cosas, representa a alguien expansivo y sociable, de nuevas y visionarias ideas; de pensamientos rápidos, polifacético, curioso y explorador. Le atrae lo desconocido, lo extraño, lo misterioso.
El lado negativo del cinco habla de demasiada inquietud, a veces descontento e insatisfecho, de temperamento tenso, suele tomar muchas decisiones precipitadas, impaciente, falto de aplicación a los temas.
Lo primero que noto es la diferencia de tamaño, de proporción entre El Papa y los religiosos que están ante él. Detrás del personaje central se ven dos especie de columnas que con el agregado de los dos personajes secundarios, forman el quinteto en el que El Papa ocupa plenamente el centro. Llegado a este punto, cabe decir la que quizás es la cualidad principal del número cinco: Simboliza la quintaesencia, la cualidad preciosa e indestructible que sólo conoce el hombre, ya que trasciende los cuatro elementos de la tierra comunes al hombre y a los animales.
El Papa representa aquí la búsqueda del hombre de una conexión superior en su necesidad de encontrarle un sentido a la vida.
La postura de los dos sacerdotes indicaría que están en actitud de necesitar y pedir la palabra del Papa, pues es quien hace más accesible al hombre el mundo trascendental, que hasta ahora (en las cartas precedentes) sólo se alcanzaba a través de la intuición.
La mano derecha del Papa está haciendo el gesto de la bendición indicando que los problemas morales referidos al bien y al mal están bajo su dominio. Él actuará como guía moral.
Sobre la cabeza lleva la triple tiara, semejante a la de La Sacerdotisa, que replica la triple cruz de su cargo. Justamente, en la mano izquierda sostiene el báculo con los tres brazos de la cruz que hacen más patentes y reafirman el dominio del Papa en los tres reinos: espíritu, cuerpo y alma.
El Papa no mira como El Emperador, que lo hace hacia la lejanía como contemplando sus posesiones, sino que mira hacia los personajes que tiene delante, seres humanos, en actitud de querer comunicarse con ellos.
Jung dice que sin esta interacción entre el ser humano y lo trascendente ninguno de los dos, ni la conciencia humana ni el espíritu mismo, podrían evolucionar y madurar.
Tal vez sea bueno volver sobre el número cinco en cuanto a que El Papa encarna los cuatro elementos comunes a todo lo creado y los sintetiza a través del espíritu, el Uno, cosa que es competencia exclusiva del hombre.
Por último, vemos mucho color azul, rojo y amarillo en toda la carta.
El azul está asociado con el infinito, la inmortalidad, la realeza, lo sagrado...
El color rojo indica entre otras cosas la pasión, el empuje, la resistencia, da valor, alegría de vivir y amor a la aventura.
El amarillo, según los místicos, tiene la potestad de vencer todos los males y alejar todos los peligros.
Se asocia con la parte intelectual de la mente y la expresión de nuestros pensamientos. También la luz o la "iluminación"...
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