ASPECTOS ARQUETÍPICOS
El pecado de Satán fue el orgullo y la arrogancia. Tenía una naturaleza
despótica, demasiada ambición y un exagerado sentido de su propia valía.
Sin embargo tenía una considerable influencia.
El Diablo confunde, pues él mismo es confuso.
Usa maneras femeninas de inocencia e ingenuidad para introducirse en
nuestro "Paraíso" para trabajar mediante esa misma inocente ingenuidad
en nosotros (como sucedió con Eva)
Las dos criaturas de la carta no parecen darse cuenta de sus partes
animales ni que están atadas a la plataforma sobre la cual está en pie
El Diablo.
Metafóricamente hablando, El Diablo chupa nuestra sangre, minando
nuestra sustancia. Los efectos de su mordedura son contagiosos, llegando
a infectar comunidades enteras e incluso,países. Así El Diablo puede
volar hacia un grupo y enredarse en sus cabezas causando un pánico
irracional, organizando un desbarajuste entre los pensamientos lógicos y
consiguiendo finalmente producir la histeria colectiva.
Paradójicamente, a medida que la vida consciente del hombre se vuelve
más "civilizada", su naturaleza pagana se declara en guerra haciéndose
cada vez más salvaje.
JUNG: "Las fuerzas instintivas condenadas en el hombre civilizado son
mucho más destructivas y por lo tanto más peligrosas que los instintos
del hombre primitivo".
Por un lado El Diablo nos tienta a la desobediencia. Por otro lado si no
fuera por esta inducción a la acción y al conocimiento seríamos todavía
como niños presos en el jardín idílico y seguro, pero limitado, del
Paraíso. Sin la encrucijada demoníaca entre el bien y el mal, no
tendríamos consciencia del Ego, no habría civilización ni existiría la
posibilidad de trascender el Ego a través de la autorrealización.
Pasará algún tiempo antes de que los esclavos asuman la responsabilidad
de sus actos. Tiene que ocurrir un verdadero cataclismo (como La Torre)
para que un rayo de luz interrumpa su autocomplacencia.
El Diablo trabaja a espaldas (inconsciente) de sus ayudantes, mientras que El Papa lo hacía de frente (consciente).
El Diablo hace uso del poder inconsciente y egocéntrico.
Parece burlarse de todo lo que la espada de La Justicia simbolizaba.
El Diablo tiene como astucia principal convencernos de que no existe.
Nuestra propia emotividad, violencia, vengatividad, fanatismo y
confusión (que no reconocemos como propias) aparecen de modo repentino y
a gran escala como problemas, conflagraciones y escaramuzas
destructivas. Cuando unos aspectos negativos de nosotros mismos no se
reconocen como pertenecientes a nuestro interior, aparecen para actuar
en contra de nosotros desde el exterior.
El Diablo actúa sólo con el permiso tácito de Dios pues Dios ha creado
al Diablo como parte de su esquema divino. Para ser atrapados en sus
redes hemos de dar, por lo menos, un inocente paso al frente.
El Diablo (al igual que El Mago) encarna las dos cualidades a la vez: la atractiva y la desagradable.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario