ASPECTOS ARQUETÍPICOS
La Muerte representa aquel momento en el que uno se siente "hecho
pedazos", diseminado, con la vieja personalidad y costumbres tan
mutiladas que casi son irreconocibles. Le llevará un largo tiempo al
Héroe antes de poder recogerse y reordenarse de nuevo y resucitar como
una persona nueva y entera en una vida nueva y completa.
La cabeza a los pies del esqueleto irradia nueva vida. Sea cual sea la
parte del antiguo orden que aún sigue viva, va a ser incorporada al
nuevo.
Los brotes a punto de abrirse a nueva vida dan idea de revitalización y renovación.
A las partes gastadas de nuestra psique también nos duele abandonarlas.
Pero, entre la poda de lo antiguo y la maduración de lo nuevo, existe un
período de negra aflicción.
Los huesos, al igual que el inconsciente, son lo más verdadero de
nosotros mismos. Al ver nuestro esqueleto nos parece desagradable y
molesto, pero él sólo pide lo que pedimos todos: ser aceptado...
Después de este encuentro con La Muerte, el Héroe habrá dado un paso
irrevocable hacia ese lugar de donde ningún viajero vuelve de la misma
manera que entró. Como El Ermitaño, no se encontrará bien nunca más
entre las cumbres antiguas.
No hay marcha atrás. Como El Loco y El Ermitaño, se ve obligado a tomar de nuevo el camino en busca de otra "muerte".
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