LETRAS HEBREAS: AYIN o AIN


Ayin es el ojo a semejanza del “udjat” egipcio (el ojo de Horus) que trae la visión y la perspicacia para salir del condicionamiento de “Samej” y de los conceptos erróneos que caen inexorablemente. Ayin también es la fuente que recibe todas las cosas que pueden ser percibidas cuando caen las barreras, cuando se disuelven los engaños. Es la evidencia, la revelación, el paso de lo invisible a lo visible. El ojo recibe la luz para iluminarnos interiormente. Ayin es la percepción del mundo material tal como se manifiesta. Por semejanza, también significa advertir, espiar, ver a través de algo, asemejarse.

En el sentido de “fuente” Ayin simboliza la percepción directa y sin intermediarios de la realidad. Todo buen ojo debe percibir el origen y la causa de las cosas sin detenerse en las apariencias. La primera aparición de esta letra en el Génesis no designa un ojo sino una fuente. “Ellos hicieron un movimiento de giro y así llegaron a la fuente (Ayin) del juicio” (Genesis 14-7).
Ayin representa el órgano esencial de la imaginación que permite a la mente crear imágenes, incluso las de los sueños y las que no existen en la realidad. Así ella simboliza lo que llena vacio interior y el poder que nos permite de salir de los caminos trillados. Ella simboliza el principio de una revuelta individual y de la destrucción por antagonismo. Por extensión, esta letra representa la personalidad y la aparición  de ciertas manifestaciones interiores en el mundo material y limitado.  Asi, ayin puede significar a veces apariencias equivocadas del pasaje de lo invisible a lo visible.

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